jueves, 31 de mayo de 2012

Cómo ayudar a nuestros hijos a controlar sus emociones

Nuestras vidas están determinadas a cada momento por nuestro estado emocional, es decir, por “cómo nos sentimos”. El problema es que nuestros hijos viven en un constante sube y baja emocional, controlados por sus propias emociones, reaccionando a éstas en formas que no los ayudan a lograr sus objetivos.
Pero, ¿qué son las emociones y cómo se originan?
Simplificando, podríamos decir que una emoción es la respuesta de una persona ante un evento determinado. Lo interesante es que nuestro estado emocional va a estar determinado, no por el evento, sino por el “significado” que le demos a ese evento. Por lo tanto, podemos decir que nuestro estado emocional puede ser modificado en la medida que modifiquemos el significado que le damos a un evento determinado.
He aquí la importancia de guiar a nuestros hijos a cómo controlar sus emociones, ya que la forma en que ellos interpreten y reaccionen a los eventos que les ocurran, influirá directamente en sus resultados y por consiguiente en su felicidad.
Veamos….
A todos los eventos o hechos que nuestros hijos enfrentan en sus vidas deben -quieran o no-  asignarles un significado y como resultado de este proceso van a generar un una emoción que puede ser positiva o negativa. Lo interesante es que hay infinitos significados que podemos darle a un mismo hecho y por lo tanto somos nosotros los destinados a elegir.
El poder de ELEGIR depende de mí y por lo tanto me da la posibilidad de controlarlo de la forma que yo quiera, es un poder que siempre hemos tenido pero que raramente ocupamos en nuestro beneficio.
Veamos un ejemplo…
Un estudiante obtiene una mala nota en Lenguaje, a pesar de haber estudiado (este es el hecho). Ante esta situación hay varias formas de responder, pero la mayoría de los estudiantes interpretan este hecho de la siguiente forma: “¡No soy capaz!, no puedo, qué sentido tiene que estudie” (significado). El resultado es un estado emocional negativo dando como resultado: niño  desmotivado que probablemente no haga un esfuerzo mayor y los resultados sigan siendo iguales o peores.
Por el contrario, el mismo estudiante podría haber reaccionado de la siguiente forma: “quizás no estudié lo suficiente, para la próxima prueba voy a estudiar mejor” (significado).  Este alumno interpretó el evento de forma positiva generando un estado anímico positivo; como resultado  lo más probable es que tome acciones y cambie su estrategia para obtener un resultado mejor. En este caso un evento que potencialmente era negativo se transformó en uno positivo simplemente por su ELECCIÓN.
¡Wow! ¿Se imaginan si uno pudiera interpretar todos los eventos que nos ocurrieran, buenos y malos en nuestro beneficio? Bueno, es posible y es un hábito que se relaciona directamente con la felicidad de una persona.
Aquí tienen algunos consejos simples y prácticos para que puedan ayudar a sus hijos y a ustedes mismos a controlar sus emociones.
1.- Enseñarles a reaccionar frente a situaciones adversas: la principal forma de enseñar estas habilidades es a través del ejemplo. Nuestros hijos aprenderán a reaccionar en gran parte imitando las reacciones de los adultos con que se criaron. Por ejemplo, la forma en que reaccionamos a un temblor, si nosotros los padres salimos corriendo ante cualquier mínimo movimiento de tierra, lo que estamos haciendo es enseñándole a nuestros hijos a reaccionar emocionalmente de esa forma a ese evento. Eso mismo se va reflejar en cualquier situación de emergencia, grande o pequeña, que puedan enfrentar en sus vidas.
2.- Enseñarles a aprender de sus errores para mejorar: celebremos los errores y busquemos la solución, es fundamental que recalquemos a nuestros hijos que los errores no tienen nada de malo, es simplemente la única forma de aprender. ¡Si los grandes personajes se equivocaron miles de veces antes de obtener los resultados deseados! ¿Por qué a nosotros debería molestarnos?  No tenemos que reaccionar de manera negativa, sino que preguntarnos ¿En qué puedo mejorar la próxima vez?
3.- Mantenerlos enfocados en sus objetivos: ante cualquier hecho lo importante es preguntarse, ¿de qué forma puedo interpretar este evento para acercarme a mis objetivos? De esta forma siempre encontraremos en algo potencialmente negativo la energía positiva para seguir en la búsqueda de mis objetivos. No se trata de mentirnos, sino simplemente de ser productivos.
4.- Enseñarles a reinterpretar los hechos negativos: todo puede ser interpretado de distinta forma, y para eso la mejor herramienta son las palabras. Si estoy con gripe es mejor decir “estoy sanando” que “estoy enfermo”. Antes de decir “¡eres un looser!”,  deberíamos decir “¡eres un winner en práctica!” Puede parecer divertido pero realmente hace la diferencia, las palabras son el medio a través del cual intentamos darle forma a nuestra realidad. ¡Ojo con lo que decimos!
5.- Buscar lo positivo en todo: Simplemente una forma de vivir, si uno se lo pregunta, siempre va a encontrar un aspecto positivo en todo, es simplemente práctica.